Una nueva técnica, que no requiere el uso de campos magnéticos, permite a un disco duro grabar terabytes (TB) de información en un segundo. Esta tecnología ha sido desarrollada por un equipo internacional en el que participa el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y es al menos 100 veces más rápida que la utilizada en los discos duros actuales. Esta velocidad es posible gracias al uso del calor, que altera el espín de las partículas subatómicas que componen la superficie de los platos del disco a una velocidad mucho mayor a la tradicional.
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